
Una de las convicciones básicas de la religión hinduista es que el Universo entero, tanto el divino, como el humano y el de la naturaleza, está gobernado por una sola ley, que incluye y armoniza las que en Occidente se llamarían ley religiosa, ley social y ley natural.
Esta “ley”, profunda el inmutable, era conocida en la época védica como rtá. Posteriormente pasó a llamarse Dharma, denominación que sigue utilizandose en la actualidad. Pocos términos cuentan, en el panorama de las religiones del mundo entero, con una riqueza y una importancia de significados tan notables como la palabra dharma para los hinduistas. Se traduce a la expresión “orden socio- cósmico”, mezcla del orden divino y natural con la ley moral.

El dharma es único e inmutable, pero los comportamientos que requiere para ser respetado y ejecutado están debidamente diversificados. Atenerse a la palabra dada, mantenerse coherentes, no matar, respetar la vida en todas sus formas y renunciar incluso a infundir miedo son sus principios fundamentales.
La extraordinaria importancia de estas actitudes en la tradición hinduista resulta manifiesta si tenemos en cuenta que , más de dos milenios después, en el siglo XX, constituirían los principios inspiradores de Mahatma Gandhi. Una tercera virtud es la generosidad (dana, literalmente “don”, “dádiva”), que se practica ante todo con la limosna.
En conjunto los tres principios se asemejan a la frase “No hagas al prójimo lo que no te gustaría que te hicieran a tí”.
Feliz día. Namaste